viernes, 21 de julio de 2017

Hielo

Siempre he pensado que en el momento que dejas que alguien entre en tu vida, ya estas en riesgo de que pueda lastimar.
Tal vez por eso esquivo a las personas continuamente, no sé, igual es ser egoísta, pero permitir a alguien formar parte de mi vida podría volverme frágil, vulnerable, como para desencadenar un caos. Un descontrol que me da miedo, que ya he sufrido y en el que no quiero volver a caer.
No tienes el control, y estas fuera de juego, y esa debilidad es algo tan maravilloso como estresante. Igual que a esperanza, que siempre se mantiene, pero también te engaña sutilmente.
Quizás, ni siquiera puedes ayudarte a ti mismo y ese es el problema. Preguntarte una y otra vez, si de verdad la parte positiva de darle a alguien las llaves de tu vida supera el miedo a la exposición total, que supone botar la pared. Quizás ahí este la gracias, en la incertidumbre.
O no, yo qué voy a saber, nunca he derretido mi pared de hielo.

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